Planteamiento
La neurociencia actual nos revela que el aprendizaje si no asombra ni emociona, si no reta, no arboriza tejido neuronal, no cartografía nuevas sinapsis en el mapa cognitivo del alumnado.
¿Y si… nosotros, didactas de oficio, despertáramos la letra muerta del texto estático y le diéramos el dinamismo propio de los juegos de pantalla? Dicho de otra manera: ¿Qué tal si nos convertimos en letras vivientes que teatralizan la lectoescritura?
Letras que respiraremos, que pronunciaremos sin dislalias, que configuraremos con nuestros cuerpos, que modelaremos y aprenderemos a combinar en diferentes mecanos que digan palabras que desde el principio entendamos. Un código de comunicación construido en apasionante comunicación, en dinámicas de grupo lectoescritoras.
Constataremos que la interacción manipulativa entre iguales pone en contacto y contagia competencias y hace del docente un modelo lectoescritor de identificación.
Objetivos
- Presentar las operaciones mentales neurolectoras: lectover, lectocomprender, lectocombinar y lectonarrar como hitos seguros hacia una lectoescritura como instrumento de comunicación cualificado, como herramienta intelectual eficaz y como disfrute cultural literario.
- Ayudar a desmitificar los grandes virus dispedagógicos que obstaculizan estos neuroprocesos: la lectura mecánica fonetizada, la preescritura con mayúsculas, la letra con pauta, la ortografía ideovisual y la memorización de reglas de ortografía externas.
- Entusiasmar a los docentes en la actualización didáctica de este genuino sistema de comunicación, que la especie humana generó hace 5.000 años como representación del mundo en el papel (y en la pantalla) y que cada niño y niña reinventa generando gramática desde el uso funcional.
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